Escribí Las venas para difundir ideas ajenas y experiencias propias que quizá s ayuden un poquito, en su realista medida, a despejar los interrogantes que nos persiguen desde siempre: ¿ es Amé rica Latina una regió n del mundo condenada a la humillació n y a la pobreza? ¿ Condenada por quié n? ¿ Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿ No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto, ser deshecha? Este libro fue escrito con la intenció n de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde o miente. Sé que pudo resultar sacrí lego que este manual de divulgació n hable de economí a polí tica en el estilo de una novela de amor o de piratas. Creo que no hay vanidad en la alegrí a de comprobar, al cabo del tiempo, que Las venas no ha sido un libro mudo.