Queen suena en la radio, faltan catorce aânos para el fin del mundo y Genoveva todo lo que quiere es largarse de ese pueblo chico tomado por el narcotrâafico. Un dâia, se promete Geno en su diario, ella alcanzarâa la valentâia de Ana Frank y entonces triunfarâa sobre las cosas mediocres. Atrâas quedarâan el trotskismo trasnochado de su padre, la incurable tristeza de su madre, las paredes hâumedas de ese hogar de utopâias vencidas. Se llevarâa en la mochila los alfileres de vudâu, ese arte luminoso que ha aprendido de su abuela. Un dâia se irâa, sâi, aunque para ello deba dejar la Tierra, la galaxia, los cuerpos ingrâavidos que tanto ha querido. A sus diecisâeis aänos es justo, es legâitimo, buscar con el corazâon salvaje un lugar propio en el universo.