En La vida del Buscón, Francisco de Quevedo nos introduce en la novela picaresca con una muy completa obra, aunque sin llegar al volumen del Guzmán de Alfarache. Para la edición de esta obra se han tomado en consideración las distintas ediciones, dando especial relevancia al manuscrito de la Fundación Lázaro Galdiano, de Madrid, salido de la mano de alguien muy cercano al propio Francisco de Quevedo.