La brucelosis es una enfermedad zoonótica con grandes repercusiones en la salud pública, generando un importante impacto social y económico ocasionando enormes pérdidas anuales a la industria pecuaria, las que ascienden a US$ 600 millones por brucelosis bovina en América Latina (OMS, 2003; OIE, 2004). Representa un verdadero riesgo ocupacional para los matarifes, carniceros, ganaderos, veterinarios y personal de laboratorio, así mismo también afecta a otros grupos poblacionales debido al consumo de productos lácteos crudos o deficientemente cocidos (Sbriglio y Sáenz, 2007). La Brucelosis es considerada por la Organización Mundial de la Salud(OMS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación(FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE)como la zoonosis más persistente en todo el mundo, estimándose que cada año se presentan 500 000 nuevos casos de brucelosis humana, debido a la alta prevalencia en los países en vías de desarrollo, donde las condiciones sanitarias son deficientes, los sistemas de explotación animal son de tipo tradicional, y no existen sistemas de seguimiento epidemiológico adecuados(OIE, 2004).